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miércoles, 30 de septiembre de 2020

Un ex de mi madre me hizo su putita

 Un ex de mi madre me hizo su putita

Durante años en mi adolescencia utilicé las salas de chat con el fin de conocer hombres y masturbarme.
Desde muy chico mis padres estaban separados. Yo vivía con mi vieja y ella de vez en cuando tenía alguna salida con algún chavón. Por lo general nada serio. Hasta que a mitad de mi adolescencia conoció a un tipo que le cayó muy bien a ella, y también a mí. Y ya teniendo mi aprobación decidió traerlo a casa y convivir con él.
Este hombre, que llamaremos Raúl para proteger su identidad, se encargaba de pagar los gastos de la casa, incluyendo la conexión de Internet. Así que era él sin saberlo quien permitía que yo chateara con hombres de toda clase. Nunca pasó absolutamente nada con esos hombres, solamente morboseo y charlas subidas de tono.

Debo decir que el novio de mi vieja siempre me cayó más que bien, para ser bien claro me gustaba sexualmente. Era un hombre de unos 35 años en ese entonces, morocho como muchos argentinos, más alto que yo, como de 1,78m, pelo con algo de rulos cuando se lo dejaba largo, pero casi siempre se lo rapaba con la máquina eléctrica. Su cuerpo era normal, ni muy flaco ni muy gordo, con algo de pancita pero no mucho. Se le notaban los músculos del pecho y los músculos de los brazos cuando hacía algún trabajo en el patio de casa. Podaba los árboles, cortaba el pasto, ponía o sacaba alguna planta que mi madre había comprado y se le transpiraba la remera, entonces se la quitaba y andaba en cuero para mi deleite y ensoñación. A veces me pedía que le ayudara y yo aprovechaba esas oportunidades para ver su cuerpo masculino, peludo y transpirado bien de cerca. Me excitación era muy fuerte, aunque nunca dejé que pasara más que de un mero deseo.
De vez en cuando escuchaba cuando mi madre y el semental que tenía por novio estaban haciendo el amor, y el tipo realmente hacía sonar la cama, se oía cómo rechinaban las maderas y como golpeaba el respaldo contra la pared. Sinceramente sacaba totalmente de escena la presencia de mi madre y sólo me concentraba en el cuerpo esbelto y varonil de Raúl, imaginándomelo desnudo, transpirado, con un gran pene erecto y sus bolas echando leche sin parar.

Cuando tuve edad para ir a la universidad ya llevaba años hablando por chat con distintos hombres. Y en esa edad me mudé solo a la Capital para empezar la Facultad.
Continué con mis escarceos por chat con hombres desconocidos. Hasta ahora sin ninguna acción concreta, o sea que yo seguía siendo virgen. Mi mayor entretenimiento era usar dildos para satisfacer mis ansiedades anales. Algún que otro vibrador, unas tangas tipo hilo dental que a veces llevaba a la Facultad, y varios potes de lubricante para mis juegos sexuales de autosatisfacción. Para ese momento, mi madre y su novio Raúl ya llevaban más de un año separados, lo cual me entristeció al principio pero si era lo mejor para ambos, entonces había que seguir adelante.

Pero un día, mientras chateaba como cualquier noche, apareció uno que me interesó en especial. Su cuerpo me parecía familiar, sus fotos me traían recuerdos pero no alcanzaba a recordar de dónde. Además tenía foto de pija, la cual me encantó. Me dijo que era un hombre maduro, que por lo general le gustaba salir con mujeres, pero de vez en cuando le gustaba darle bomba a algún pendejito putito: "Son los mejores", me dijo. Le pasé mi número y seguimos la conversación por Whats. Muchos me habían propuesto cosas pero nunca concreté, sin embargo éste parecía muy decidido, me dijo: "No me gusta solamente jugar por Internet, me gusta lo concreto, lo real". Por eso me decidí y acepté reunirme con él.

Estaba emocionado, estuve ansioso por concretar algo por mucho tiempo. Necesitaba ser usado, quería que alguien abusara de mi cola por primera vez, y éste parecía ser el indicado. Me preparé y me dirigí a su casa. Me estaba esperando afuera, mientras caminaba hacia él se mordió el labio, tenía una sonrisa en su rostro. Me había dicho que su nombre es Raúl, lo cual me pareció fascinante y además una coincidencia muy fuerte.

YO: -Hola hermoso-, dije
Raúl: -Hola, muchacho-, susurró. -Venga-, dijo y me dio un fuerte abrazo mientras me daba un par de palmadas en la cola.

Si por si acaso sospecharon que el hombre que me citó era Raúl, el ex de mi madre, acertaron ¡Bingo! Ya estaba más maduro, con menos cabello pero seguía siendo tan atractivo como siempre. Digamos que me sentí sorprendido pero no tanto porque su cuerpo y su nombre ya me resultaban demasiado sospechosos. Creo que al contrario, mi excitación era mayor pensando que mi sueño de adolescente se iba a hacer realidad esa noche.

YO: -No pensaba nunca encontrarte de esta manera.
RAÚL: -Sin embargo yo sospechaba de tus maneras gays y tu forma de mirarme cuando salía con tu madre. Además un día que no estabas en la casa decidí comprobar qué hacías en Internet durante tantas horas, ahí vi tus chats con hombres, toneladas de fotos de tipos desnudos guardadas en tu disco rígido y desde entonces lo supe.
Supongo que en el fondo te deseaba como vos a mí. Siempre me excitaron los putitos como dije en el chat, son los mejores chupando y los más golosos entregando la cola.

Entramos a su casa, yo iba adelante y él me siguió de cerca. Continuamos caminando y me guió a su habitación, inmediatamente se quitó los jeans y la camisa. Instintivamente hice lo mismo.
Se sentó en el borde de su cama, su bulto se marcaba por lo ajustado de su bóxer. Pero me congelé. De repente estaba extremadamente nervioso, no sabía por qué. Él preguntó qué estaba mal:

YO: -No estoy seguro, señor, me siento realmente nervioso-. Estaba temblando.
-Creo que sería mejor si me fuera, estoy apenado...
RAÚL: -¡No! Eso no sucederá-, se rió.

Me tiró de la cintura por detrás y me sentó sobre sus rodillas.
RAÚL: -Eso significaría que todo ha sido una pérdida de tiempo- Comenzó a besar mi cuello suave y lentamente.

Todavía congelado, me quedé sentado allí. Soy bastante pequeño y delgado, mido 1,63m y él es muy fuerte, así que sólo soy la mitad del tamaño en comparación con él. Me levantó en sus brazos como a una novia recién casada y me arrojó sobre la cama. Dejó caer sus boxers y expuso su asombrosa polla: 9 pulgadas (22cm), gruesa y dura como una roca, brillosa la cabeza y acristalada con su precum.

"Abre, chico". Obedecí y comenzó a follarme la boca. No pasó mucho tiempo hasta que mi pequeño pene se puso duro y tieso, me ahogaba con su polla. Se sentía como una topadora en mi garganta, luchando por respirar, agarré su polla gorda con mis manos y la frené un poco. Soltó un gruñido enorme:


RAÚL: -¡Ay, qué linda paja me estás haciendo, pendejo!- Y siguió cogiéndome, esta vez mis manos, mientras yo sostenía fuertemente su polla.
Luego agarró mi garganta con ambas manos, me dio la vuelta y separó mis piernas.

RAÚL: -¿Qué eres?- Dijo agresivamente
YO: -Soy el pequeño juguete de papá- Gemí de ensoñación y placer.
RAÚL: -¡Maldición, chico! ¡Eres muy putito y eso me encanta!

Empujó la punta de su polla dentro de mi ansioso trasero.
RAÚL: -¡Ohh, carajo! ¡Qué delicioso y apretado se siente!

Pasé bastante tiempo usando consoladores y otros juguetes. Pero absolutamente nada podría compararse con su polla. Él me llenó por completo. Comenzó con golpes más lentos al principio, relajándome. Enterré mi cara en el colchón mientras me volvía loco de placer y de dolor.

YO: -¡Papi, papito, me voy a correr!- Estaba luchando por no pensar, y trataba de aguantarme mientras él estimulaba mi próstata con las penetraciones de su verga.
RAÚL: -¡Todavía no eres mi puta por completo! ¡Yo te diré cuándo sentir placer, zorra estúpida!- Me dio vuelta sobre mi espalda. -Sólo cuando yo lo diga- Y empezó a penetrarme "patitas al hombro"

Tenía ambas manos envueltas alrededor de mi garganta, mi cuerpo flexible se doblaba ante sus embates, aparte del ocasional momento en que me quitaba una mano para abofetearme la cara, me tenía ahorcado en un morboso juego de asfixia.
Ya no iba lento, iba cada vez más rápido, iba tan rápido como podía. Cada golpe se sentía como el cielo, no podía imaginar cómo podría mejorar, pero el siguiente golpe de su verga me volvería a sorprender y se sentía todavía más maravilloso.

"Ahora, muchacho", exclamó. Había sido tan difícil no correrse, realmente pensé que estábamos a punto de explotar. Finalmente tuve permiso, comencé a masturbarme con más fuerza. Sus empujones se hicieron un poco más lentos, pero mucho más duros. Me enterró la verga hasta lo más profundo y empezó a gemir de placer largando tremendos chorros de leche en mi interior. Le encantaba el contacto visual, hice todo lo posible por mantenerlo, pero mis ojos prácticamente rodaban hacia atrás y se me quedaban en blanco. Esto hizo que me follara más fuerte, ¡él sabía cuánto lo amaba!

Finalmente, hizo un gran gemido. Cuando acabé mi leche explotó y llegó hasta mi pecho, él entró dentro de mí y me acabó haciendo un delicioso creampie. Bajo su control y placer habíamos acabado los dos al mismo tiempo.

Nos tumbamos desnudos uno al lado del otro durante varios minutos, estaba exhausta.

RAÚL: -Ahora sí eres mi putita. Eres más puta que tu madre, me las follé a las dos y eso me pone muy satisfecho y muy feliz.
Eres un muy buen chico, ahora es tiempo de irse. Pero volverás...-, dijo con una gran sonrisa en su rostro.

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