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viernes, 2 de agosto de 2019

Entrada forzada: Un intruso en casa

Entrada forzada: Un intruso en casa


Es tarde a la noche, al rededor de las tres de la mañana, estás durmiendo placenteramente en tu cama cuando un fuerte ruido te despierta y te das cuenta que un intruso ha entrado a tu casa. Sólo atinas a agarrar tu teléfono celular y algo manuable que puedas usar como un arma. Silenciosamente sales de tu habitación para ver qué está sucediendo. Vas camino a la cocina cuando encuentras a un atractivo hombre de color parado ahí, mirándote fijamente. Rápidamente le ofreces algunas cosas de valor que tienes cerca, pero ves su semblante y te das cuenta que no tiene intensiones de hacerte daño, él no está ahí por tu dinero o tus pertenencias, vino por algo más; y por la mirada en sus ojos te das cuenta de cuál es su intención. Lo que él quiere de ti queda más que claro cuando desabrocha sus pantalones y los deja caer hasta el suelo.

Estás listo para llamar a la policía, el teléfono está en tus manos listo para marcar, hasta que echas una mirada a su entrepierna y ves la más gruesa y larga verga circuncidada que hayas visto en tu vida, con unas grandes y colgantes bolas que sabes están llenas de caliente y espeso esperma listo para salir como una erupción volcánica. Sabes que DEBES llamar a la policía, pero cuanto más miras esa polla, más parece que ella te está llamando, pidiéndote que la tomes con tus manos y que poses tus labios sobre ella.

Te rindes a tus urgencias y lentamente te acercas, cuanto más te acercas más rápido late tu corazón. Tu teléfono celular y el objeto que habías tomado como un arma caen al piso como piedras pesadas sin importancia. Ya estás frente a él y finalmente te agachas y tomas su cálida polla casi caliente en tus manos y comienzas a acariciarla haciéndolo excitar ya semidura en el proceso.  

Miras hacia abajo y ves una gota de líquido preseminal en la punta de esa gruesa verga, no puedes evitar caer de rodillas y comenzar a lamer el líquido sin siquiera pensarlo. Tomas en tu boca su verga chupándola con todas tus fuerzas, es como si estuvieras en trance y tu succión salvaje hace que su polla sea cada vez más dura, nada te detiene, golpeándolo con cada truco oral que sabes, y vuelves loco de placer a ese hombre desconocido con la verga al aire que tuvo la idea de irrumpir en tu casa.

Su polla se retuerce una y otra vez, puedes decir que quiere acabar, pero tienes otros planes para esa larga polla que ahora está agradable y húmeda. Te pones a cuatro patas y levantas el culo para presentarlo como un homenaje, él no pierde el tiempo detrás de ti sosteniendo su polla circuncisa en su mano apuntando directamente a tu agujero que espera.

Tu cuerpo se estremece cuando pone la cabeza de su polla en tu culo antes de hundirla profundamente hasta las bolas de un solo empujón, se mantiene allí por un momento dándote solo un segundo para ajustarte, soltar un gemido y dejar a tu culo acostumbrarse a su polla, puedes sentir lo profundo que está dentro de ti y, aunque no se mueve ni una pulgada, aún así te da placer el sólo hecho de tenerla adentro completamente.

Él comienza a empujar su polla dentro y fuera de tu trasero, te hace querer gritar de lo bueno que es, te toma por las caderas, mete y saca la polla adentro y afuera, todo lo que puedes escuchar son los sonidos planos del sexo, su pelvis golpeando contra tu cola y los gemidos de placer que escapan de tu boca con cada uno de sus embates.

Su verga está dura y con cada empujón sale más y más líquido preseminal de tu verga como un grifo que gotea. Sus gruñidos y gemidos se vuelven más fuertes y todo lo que él puede pensar es lo bien que se siente tu apretado trasero alrededor de su gruesa verga, y continúa bombeando absorto en el placer que le estás provocando. El placer de su polla te alcanza y comienzas a correrte formando un pequeño charco justo debajo de ti y, en un movimiento rápido, se aparta y libera una enorme carga de leche espesa que había almacenado en sus bolas colgantes y rocía gruesas líneas blancas de esperma por toda tu espalda y cola.

Luego de terminar, el intruso simplemente se va sin decir nada, sube sus pantalones y se va en silencio dejándote ahí tendido en el suelo jadeando de placer, absorto por la osadía de ese desconocido y asombrado de lo que has sido capaz de hacer.

El día después.

A media mañana llega un mensaje a tu celular, el mensaje de WhatsApp dice: "¡Qué bien la pasamos anoche! Esa fantasía del intruso es mejor de lo que esperaba." 
Entonces te alegras de haberte hecho amigo de Paul, el inmigrante nigeriano, un hétero curioso que siempre está deseoso de descargar su deliciosa esperma en tu ajustado trasero, y al cual le encanta jugar a esos juegos de rol contigo, que hacen cada encuentro sexual una fantasía diferente y evitan caer en la rutina de un sexo monótono y aburrido.



Publicado originalmente por Rust1 en inglés en el sitio XHamster, traducido y adaptado por mí para todos ustedes.

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